El tema es que a Sandrito el rulo se le forma solo del lado derecho del hocico y esto lo hace sencillamente irresistible. Su dueña, Amaya, lo adora y se toma el trabajo de pedir por carta a cada vecino del edificio en el que viven, que le tengan un poquito de paciencia cuando llora. Es un caniche bebé y está aprendiendo las reglas de los adultos.
El consorcio ha respondido bien. Los cantantes de ópera que ensayan escalas, los niñitos que zapatean a cualquier hora, los que martillan las paredes a la medianoche han reconocido los derechos de Sandro al legítimo llanto. ¿Habrá sido la carta Amaya la que obró el milagro? Chi lo sá... Nosotros creemos que fue el bigote derecho.
Sandro se alimenta con Royal Canin mini junior ($22 la presentación de 1 kilo). Y huele a +kota shampoo con un perfumito especial que causa sensación entre los consorcistas ($17 el frasco de 350 ml que rinde el doble porque se rebaja con agua).
No hay comentarios:
Publicar un comentario